Si os menciono el nombre del fabricante italiano de deportivos Fornasari, ser sinceros, ¿cuantos soís capaces de decirme un modelo que conozcáis? Pues tienen cinco a elegir, y cada cual se sale más del molde y supone un coche con el que la diferenciación está asegurada.
Giuseppe Fornasari es el alma que late detrás de esta fábrica de deportivos, un proyecto que comenzó su andadura en 1999 después de llevar una década importando el legendario Chevrolet Corvette y preparándolos para correr en diferentes competiciones.
El padre de Giuseppe, Gigi Fornasari, fue un conocido piloto de gran turismo para Alfa Romeo y Maserati en los años 50, y el legado para su hijo fue la enorme pasión y el profundo conocimiento por todo lo que rodea a las cuatro ruedas.
Carrocerías diferentes, motor de deportivo y peso ultraligero, esa es la filosofía Fornasari. Para conjugar las tres características, Giusepe Fornasari recurre a un esquema habitual en sus realizaciones: un chasis tubular fabricado en acero extremadamente liviano, suspensiones por triángulos superpuestos y motores prestados por GM.
Concretamente suelen montar el V8 de 7 litros del Corvette Z06, pero con potencias que alcanzan los 610 CV y con unas cifras ante el cronómetro al nivel de los mejores deportivos mundiales. La transmisión que utiliza puede ser manual o automática, ambas de seis velocidades y todavía sin los avances del doble embrague.
El peso de sus creaciones es muy contenido, gracias fundamentalmente a la arquitectura del chasis. Cuenta con más de 450 tubos de acero ligero, qué además de mantener el peso (el chasis no sobrepasa los 150 kg) contribuyen a darle rigidez torsional. Los triángulos superpuestos, uno por llanta, han sido soldados con tecnología utilizada en los monoplazas de Fórmula 1.
Si sus prestaciones en carretera son extraordinarias con aceleraciones por debajo de los 4 segundos, Fornasari tiene modelos que en off road tampoco se quedan atrás gracias a sus sistemas de tracción integral, sus neumáticos para todo uso y un diseño pensado para la diversión en estado puro.