Todo empezó con un chasis. Lamborghini había empezado a ganarse una buena reputación por sus primeros deportivos y algún que otro gran turismo, pero su faceta más radical y superdeportiva aún estaba por llegar. Probablemente en sus comienzos Ferruccio Lamborghini no hubiera sido partidario de fabricar deportivos tan caros y desproporcionados ante el batacazo que previsiblemente se podrían llevar si no lograban un buen volumen de ventas. Sin ir más lejos se cuenta que los creadores del Lamborghini Miura, Bob Wallace, Gian Paolo Dallara y Paolo Stanzani trabajaron durante meses en el proyecto Miura en secreto para evitar que les disuadieran de su propósito.
Con todo el apoyo de Lamborghini presentaron en el Salón de Turín de 1965 un chasis. Nada más. Tengan seguro que alguno soltaría alguna carcajada al ver que la próxima aventura de Ferruccio sería un deportivo de motor central, así como aquella leyenda que atribuye a Enzo Ferrari la frase de “los caballos tienen que tirar del carro y no empujarlo”. Pero tal fue la expectación que muchos se lanzaron a solicitar una reserva a Ferruccio ¡antes incluso de haber visto la carrocería definitiva!
¿Quién podría imaginar que aquel chasis desnudo con un gigantesco motor V12 en una posición tan poco usual terminaría siendo uno de los deportivos más bellos de la historia?
Dicen que Bertone estuvo trabajando hasta la noche anterior a su presentación. Pero definitivamente el primer Miura real, el prototipo P400 sería presentado en el Salón de Ginebra de 1966. Tal fue la improvisación que los ingenieros apenas tuvieron tiempo de comprobar que el motor V12 tendría hueco en el vano del motor. La solución fue rápida y sencilla. Rellenaron el vano de lastre y se aseguraron de que nadie pudiese abrir el compartimento del motor para sorprenderse de la ausencia del V12.
Dicen que el jefe de ventas Sgarzi lo pasó bastante mal disuadiendo a la prensa cada vez que algún periodista trataba de ver el motor. En este tipo de prototipos y modelos de exhibición esto es más habitual de lo que parece. Un servidor les podría contar muchas historias acerca de los prototipos, y no tan prototipos, exhibidos en salones internacionales del automóvil.
Fue entonces en Ginebra en 1966 cuando todo el mundo quedó maravillado con la belleza del Lamborghini P400 Prototype, y su creador en última instancia, Marcelo Gandini, fue ascendido a los altares del diseño automovilístico. Por supuesto hizo méritos para ello…
La buena acogida del prototipo P400 en Ginebra hizo que Lamborghini decidiera iniciar su producción tan sólo un año después. Fue entonces cuando se bautizó como Lamborghini Miura al primer y verdadero superdeportivo de Sant’Agata. Y qué mejor nombre que el de una de las ganaderías con más casta y solera de la tauromaquia. La tradición de denominar a cada nuevo Lamborghini con un emblema taurino como este se había iniciado como se confirmaría sólo dos años después con Islero, el morlaco que mató a Manolete.
El primer Lamborghini Miura conservaría la denominación P400 del prototipo, que en clave significaba Posteriori 4 litri por el motor V12 de 3.9 litros y 350 CV de potencia que llevaba a cuestas. Se construyeron alrededor de 474 unidades del Lamborghini Miura P400. Un rumor no confirmado apunta a que el primer centenar de Miura era más ligero que el resto por emplear aceros de un calibre inferior, probablemente para mejorar su rigidez estructural posteriormente se decidieron a emplear aceros más gruesos.
En 1968 se presentaría una versión revisada y denominada Lamborghini Miura P400S, con 20 CV extra y con algunas mejoras y concesiones al confort como elevalunas eléctrico y aire acondicionado. El P400S sería el mismísimo deportivo que adquirió Frank Sinatra y por el cual se le atribuiría la frase de “usted conduce un Ferrari cuando quiere ser alguien, usted conduce un Lamborghini cuando es alguien”.
El último y más famoso Miura sería el Lamborghini Miura P400SV que alcanzaba ya los 385 CV de potencia y del que tan sólo se construirían 150 unidades. Por aquella época hubo tiempo incluso de fabricar un prototipo único y desbocado denominado Jota con objeto de homologar un deportivo de competición para el Grupo J de la FIA. Un prototipo que quedaría siniestrado en una prueba mandando al traste las aspiraciones deportivas de la marca de Sant’Agata.
En un alarde de osadía Lamborghini decidiría rizar el rizo y fabricar apenas un puñado de seis deportivos mucho más radicales y denominados Lamborghini Miura SV/Jota. Basta decir que estos modelos conservados y restaurados hoy en día alcanzan en el mercado de coleccionista precios de Bugatti Veyron, por encima del millón de euros.
Espero que hayan disfrutado de esta bonita historia que nos recuerda como Lamborghini empezó a ser la marca que es hoy en día.
12 de diciembre de 2011
Del Miura al Aventador: Lamborghini Miura (1966), todo empezó con un chasis
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