El Mercedes-Benz SLS es el buque insignia de los deportivos europeos, concebido como una máquina pura que recrea en aspecto y en detalles como las puertas de gaviota al primer superdeportivo de la historia, el Mercedes-Benz 300 SL Gullwing. Pura cepa europea alejada de esos americanos pesados y gastones.
O quizás no. Quizás nos tengamos que comer el orgullo (un poquito) al saber que el SLS tiene una pizca de coche americano. Que, según un rumor, se concibió al principio para ser la próxima generación del Dodge Viper.
Por lo visto, según el rumor, Dodge comenzó el desarrollo y pruebas de un chasis de aluminio y un nuevo sistema de suspensión. A Mercedes-Benz (que también pertenece al ya separado grupo Daimler-Chrysler) le gustó la base y la utilizaron para el SLS AMG.
Irónicamente, debido a la crisis Dodge decidió postergar el desarrollo del nuevo Viper, y por tanto el que vió la luz en primer y único lugar fue el SLS AMG. Realmente esto no quita mérito al SLS, ya estamos acostumbrados a que en el mercado automovilístico “todos estén con todos”, pero quizás a algún fan del SLS le estremezca pensar que lleva un chasis desarrollado inicialmente por Dodge.