El De Lorean DMC-12 no destacó por ser un coche especialmente deportivo, sino todo lo contrario con su motor francés de 6 cilindros, que no daba muchas garantías de prestaciones serias, frenado en parte gracias a las normas de emisiones. Tampoco fue especialmente masivo, con poco más de 8.000 unidades construidas y si no hubiera sido por la película Regreso al Futuro, el DMC-12 estaría encasillado dentro las marcas oscuras y poco conocidas de la historia.
Pero el De Lorean todavía tiene una respetable legión de fanáticos que dependen de terceros para obtener repuestos y mejoras, siendo la afición por el De Lorean un pasatiempo muy caro. Sin embargo, el color gris metálico de la carrocería de acero inoxidable ha dejado paso a la pintura y el De Lorean se ve todavía más atractivo de lo que es, aún con 30 años encima.
El color hace que cada De Lorean pase a ser algo distinto y no simplemente… un De Lorean más. Y es que si ves a uno, los ves a todos porque todos los De Lorean son exactamente iguales, con su carrocería de acero. Ahora sí hay que preocuparse por los arañazos, aunque creo que el cambio vale la pena (y si le bajas la suspensión, mejor aún).