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3 de noviembre de 2010

City Car, la apuesta GNC-Eléctrica de un billonario ruso

Un proyecto de 180 días y un gasto de 152 millones de Euros han dado lugar a lo que vemos en las imágenes. El proyecto de Mikhail Prokhorov, de nombre todavía desconocido (aunque provisionalmente se le llama City Car), es la apuesta de Prokhorov para conseguir un híbrido con motor de GNC y eléctrico. De momento suena y pinta bien, vamos a ver sus puntos clave.

El grupo Onexin (propiedad del citado billonario) se ha aliado recientemente con el fabricante ruso Yarovit, conocidos por sus camiones. Ellos serán los encargados de fabricarlo y ponerlo a la venta.

El fabricante delegó en el diseñador Vladimir Cesler para crear un coche que se pudiese pedir ya fuese en configuración hatchback (orientado a las familias rusas) o crossover coupé (orientado a los jóvenes), aunque realmente todas las decisiones finales podrán ser influidas por la gente de a pie visitando y votando en el blog de Prokhorov.

El nombre también será elegido entre los votantes del blog, y de hecho la única cosa que no va a ser decidida es la pintura bitono, ya que pretenden hacer de esa estética su imagen de marca. Tendrá un diseño modular de manera que se pueda adaptar a diferentes formas exteriores y disposiciones, pero tendrá una plataforma común dirigida a aunar las necesidades de diseñadores e ingenieros.

En cuanto a prestaciones, no se ha dicho nada de sus baterías o su conjunto motriz, pero se espera que el coche pese menos de unos 680 Kg y que consiga consumos en torno a los 65 mpg (3,62 l/100km). Su aceleración 0-100 km/h será de entre 8 y 14 segundos y su velocidad máxima estará limitada a 74 mph (unos 120 km/h).

Los precios son lo más interesante del tema, ya que se estimaba que costarían unos 10.000 dólares (7.200 Euros) aunque finalmente se cobrará entre 12.000 y 14.000 dólares (8.640 y 10.080 Euros respectivamente). El señor Prokhorov ya ha prometido prototipos para Diciembre. Rompe con la estética preestablecida de los coches rusos, así que le deseo mucha suerte al señor Prokhorov.

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