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4 de marzo de 2008

La moda japonesa del Drifting.

Un grupo de jóvenes japoneses vitorean “Sugoi Yo” mientras el Nissan 350Z se desliza girando en la curva con una inclinación de 45 grados, en pleno sector industrial de Yokohama, la tercera ciudad más grande de Japón.



A medida que el humo de los ardientes neumáticos se disipa, la telaraña de marcas negras en el gris concreto se hacen visibles, prueba de la popularidad de este circuito.

Bienvenido al mundo de los drifters, una subcultura de japoneses que se reúnen para probar sus habilidades de manejo, exhibir sus bólidos y quemar una gran cantidad de caucho.
La palabra “drifting” describe una técnica de giro mediante la cual las ruedas frontales del automóvil se colocan en la dirección opuesta al giro, y provocan que el vehículo se deslice en una esquina casi en ángulo recto al giro, un deslizamiento controlado, conocido como derrape.
Esta práctica ha sido largamente utilizada de varias formas en carreras de automóviles, como en rally y los primeros Grand Prix, pero fue a un joven piloto japonés, Keiichi Tsuchiya a quien se le atribuyó el crédito de haber popularizado el drifting.



Más tarde, Tsuchiya ganaría varios títulos y se convertiría en una leyenda del drifting a pesar de tener su licencia de competidor suspendida durante su temprana carrera, a causa de su continua participación en competencias callejeras.

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