Los que seáis seguidores del programa Top Gear sabréis que el “patito feo” con el que siempre se meten Clarkson y Hammond es James May, también conocido como Captain Slow (capitán lento). El mote viene porque siempre que entre ellos se plantean retos, el último en llegar es May, después del correspondiente vacile.
Pero parece ser que James May quiere sacarse definitivamente ese apodo y cambiar radicalmente su imagen de cara a los telespectadores. Para ello nada mejor que coger el coche de producción más rápido del mundo y ponerlo…casi a tope de velocidad. Y es que James May ya había tenido oportunidad de subirse en un Bugatti Veyron de la primera generación y alcanzar en él los 407 kilómetros por hora.
Ahora tres años más tarde el protagonista de la nueva hazaña de May vuelve a ser el Bugatti Veyron, pero en este caso se trata de la versión Super Sport con 1.200 caballos. Tal y como aparece en la portada del último número de la revista Top Gear, May ha llevado la nueva criatura hasta los 416,9 kilómetros por hora, una velocidad que supera el máximo alcanzable por un Veyron Super Sport que se puede comprar “cualquiera”, autolimitada a 415 kilómetros por hora.
No olvidemos que el Bugatti Veyron Super Sport ha alcanzado una velocidad punta de 434,211 kilómetros por hora en la pista de pruebas de Volkswagen bajo condiciones óptimas, aunque el TUV ha homologado la punta en 431 kilómetros por hora como resultado de la media de velocidad en dos pasadas diferentes.
Todavía no hay un video oficial del momento en el que James May alcanza dicha velocidad, pero para ir abriendo boca nada mejor que recordar cuando alcanzó los 407 por hora con el Veyron de primera generación.